
En
este particular momento, las empresas y las organizaciones se encuentran en un
contexto crítico a la hora de formular estrategias, acceder a los recursos y
tomar las decisiones correspondientes. Los orígenes de este punto de inflexión
se encuentran simultáneamente en el plano económico, político, ambiental
y social, y se ven intensificados por los avances tecnológicos y la
creciente interconexión global.
Uno
de los motores de cambio de paradigma es la llamada Generación Y, compuesta por
jóvenes que nacieron entre 1980 y el año 2000. La juventud, potenciales
empleados y generadores de ideas, se caracteriza por priorizar sus proyectos
personales y trae consigo un cambio en las preferencias laborales. En este
contexto los líderes actuales, muchos aún pertenecientes a la generación de
los baby boomers,
se confrontan con el desafío de captar y comprender a la nueva camada de
jóvenes que ingresa al mundo laboral. Dado que esta generación imperará en los
próximos años es esencial reparar el cortocircuito comunicacional y encontrar
la forma de que las generaciones cooperen armónicamente. Entonces, ¿Cómo deben
responder los líderes actuales? ¿Deben los jóvenes adaptarse a las empresas o
las empresas a los jóvenes? ¿Qué contrato social empresa-empleado se debe
establecer ante esta situación? ¿Se debe evitar la alta rotación o buscar sus
beneficios? Es necesario accionar para responder a esta nueva dinámica social.
Otro
gran desafío que enfrentan las empresas es la necesidad de comprender,
aprovechar y trabajar eficazmente con el nuevo rol que ocupa la tecnología en
el ámbito empresarial. Por ejemplo, la misma juega un rol fundamental en la
búsqueda de talentos en un contexto altamente competitivo. Plataformas como
LinkedIn o ExecTweets permiten la interconexión de perfiles a nivel global.
¿Sustituirá este método de Selección 2.0 al método tradicional? ¿Cuáles son los
beneficios y las dificultades para la empresa y para el usuario? Además, con la
llegada de la era del conocimiento el mismo se ha democratizado y varias
organizaciones han comenzado el proceso de cargar a la red su información para
ser compartida. La empresa está permitiendo de esta manera la interacción entre
marca y consumidor, valorando a este último como agente de opinión. Dado este
fenómeno, ¿cómo gestionan las empresas toda la información proveniente de
múltiples países y la alinean a su estrategia? ¿Es esta una nueva forma de
creación de valor? ¿Es necesaria la interacción uno a uno? ¿Es esta interacción
un arma de doble filo?
Debido
a los procesos de cambio que estamos experimentando, también las organizaciones
no gubernamentales (ONG) adquieren una significación fundamental. Las mismas
ponen énfasis en aspectos descuidados por otros actores sociales y avanzan
progresivamente complementando acciones en aspectos como la educación, la
pobreza, el medio ambiente y las políticas públicas. Además, las ONG ya son
ineludibles reguladores éticos de las empresas en áreas como discriminación por
género o contaminación ambiental. Cuentan además con la posibilidad de divulgar
rápida e intensivamente irresponsabilidades corporativas a través de
herramientas como internet. Como consecuencia, ¿la empresa se enfoca en su
imagen y se vuelve dependiente de la efectividad de las acciones de difusión de
las ONG? Es vital definir la relación que tienen estos dos entes. ¿Son las
organizaciones las que dependen de las empresas? ¿Cuál es su rol y su grado de
poder en un mundo globalizado?
Parcialmente
debido al auge y empuje de los emprendimientos sociales, a la fuerza
trascendente que opera desde el mercado global y a la creciente concientización
de los impactos que las operaciones de una empresa generan en el entorno, un
área de creciente importancia en las empresas es la de Responsabilidad Social
Empresarial (RSE). ¿A qué otros factores se debe este fenómeno mundial? En un
contexto regido por las multinacionales, ¿Cómo se acciona para lograr cumplir
objetivos locales sin caer en el “tomar y aplicar” programas estándares? ¿Se
pueden o deben homogeneizar acciones a nivel global? ¿Es la RSE una fuente de
generación de valor en un mundo globalizado? ¿Son la ética y la moral
empresarial relevantes para el crecimiento sostenible?
Existen
empresas y organizaciones que trabajan temáticas afines pero que no encuentran
la forma de coordinar sus acciones. ¿Cómo se podría aprovechar la globalización
para que se trabaje en forma colaborativa? ¿Es posible la creación de redes
globales con la finalidad de aprovechar el capital humano y los recursos? ¿Cómo
se acciona para lograr la sinergia?
Por: South American
Business Forum SABF
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