
Hablar
de café es un mundo infinito de sensaciones, así lo describe mi madre. Realmente
el mundo del café es tan poderoso que cautiva a cualquiera como un jugo de mandarina
que toca a su boca suavemente y desde
que llegué al Brasil para entender la visión del negocio del café, donde son
los primeros productores en el mundo, mi
cabeza no ha dejado de receptar información y construir y describir ideas
geniales, pensamientos poderosos y hacer amigos para la vida, de esas personas
que se mueven en el mundo desde que nacen y construyen vidas hablando un solo
lenguaje y dejándose moldear por la vida y humildad que los caracteriza, miles
de personas en el mundo vivimos del café, en cada proceso, desde los que
investigan para crear una semilla resistente, el que la siembra en un
germinador para seleccionar las mejores plántulas, el que las trasplanta al
semillero para darle sus bases alimenticias y protegerlas, el que las siembra
en la tierra adecuada para que genere los mejores granos característicos y
produzca infinitas sensaciones por el resto del mundo, el que las comercializa
para expandirlas y el que prepara las mejores bebidas para que paladares se
cautiven y queden atrapados por el gusto de un fruto, de una planta, de un
caficultor que sembró y vendió sus granos en símbolo de una cosecha que terminó,
para un árbol que no se cansa de producir así lo sigan alimentando y
protegiendo.
Es
tan inspirador hablar en medio de café, y cautivador para el que las planta y
las comercializa por el mundo, el tiempo ha pasado y el empoderamiento que me
ha cautivado de sus fragancias, aromas y cuerpo desbordable me inspiran para
seguir este mundo y creando sensaciones infinitas, así como las describe mi
madre.
Por: Inspiración de una taza de café en una mañana fresca y soleada.
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